Huéscar

Muchas son las personas sorprendidas con este lugar situado en la falda de Sierra Seca y generoso en árboles de gran porte (mimbreras, nogales, fresnos, sauces, cipreses, álamos, olmos, pinos y encinas), es conocido popularmente como Las Fuentes y se alcanza desde el embalse de San Clemente o siguiendo la carretera de La Losa.

Aunque la cabecera del río Guardal, propiamente dicha, corresponde al conocido como río Raigadas, los aportes hídricos más importantes proceden de Las Fuentes del Guardal.  El nacimiento abarca un conjunto de manantiales de aguas cristalinas de excelente calidad:  Pedro Jiménez, Fuente alta, de En Medio, Baja y La Natividad.  Parcialmente integrados en una propiedad privada donde se puede visitar la piscifactoría de las Fuentes. Sin duda el manantial más curioso es La Natividad, situado debajo del cortijo del mismo nombre y donde el agua brota de las fisuras de la roca.  Se cuenta que el propietario del cortijo podía escuchar el fluir del agua incluso dentro de la roca y movido por la curiosidad excavó una pequeña galería hasta encontrar una discontinuidad en ésta por donde el agua manaba formando una espectacular cascada de singular belleza.

Como curiosidad, por encima de la surgencia aparecen dos orificios de origen kárstico, llamados "suspirones de arriba y abajo", que representan dos agujeros que en épocas de crecida, cuando se produce un cambio rápido en el nivel piezométrico, expulsan aire a presión, lo que origina un ruido al que deben su nombre.

El principal uso del agua de La Natividad es el abastecimiento de la piscifactoría dedicada a la cría de truchas arco iris, destinadas tanto para el consumo humano como para repoblaciones piscícolas.
Es muy atractivo contemplar como el agua se distribuye entre las más de 70 piscinas con truchas de diferentes tamaños según su edad, estando las más pequeñas, los alevines, dentro de unas naves donde además se lleva a cabo la inseminación de las huevas.  Al final hay un precioso estanque rodeado de secuoyas jóvenes de unos diez metros de altura (procedentes de semillas de los célebres ejemplares existentes en la finca de la Losa), donde se puede pescar la trucha.

Después de aflorar el agua en la fuente de la Natividad, ésta pasa por debajo de un precioso puente de piedra que da acceso al cortijo del mismo nombre.  Apenas unos metros más abajo se encuentra la presa del Canal de Carlos III, de la que aún se pueden admirar sus espectaculares sillares y los tajamares para derivar el agua hacia el canal que nunca llegó a funcionar.